El autor permanecerá sentado durante toda la performance, eso anuncia sobre unos textos que aparecen scrolleados sobre la pared encima de su cabeza. Y hasta el final de la performances sonarán los primeros tres golpes sobre la mesa que realizará para dar inicio, a una secuencia que cuestionará cuánto de lo que está sucediendo está escrito y lo que se reescribe en cada función.

Esta performance parte de una pregunta: ¿Quién de los dos está realmente dentro? La performance es la duda, sobre quién refleja a quién. Este proyecto trabaja con los recursos técnicos que Iván Haidar utiliza en sus trabajos para espejarse y poder estar sentado delante de sí mismo, creando la ilusión por un instante de que no hay nada más real que creer en lo que vemos. Sentarse en una platea a ver una obra y que la ficción sea el propio público, detenidos ordenadamente durante un tiempo, frente a lo que probablemente sea el reflejo de sus propios pensamientos.